El primer robot humanoide peruano se llama KIAM IV, creado en 2003 por Nícolas Figueroa, es un símbolo de innovación, creatividad y robótica educativa peruana.
La robótica combina ingeniería, creatividad y programación para dar vida a máquinas capaces de interactuar con el mundo. Un ejemplo emblemático en Perú es KIAM IV, un humanoide que rompió esquemas desde su creación en una escuela en 2003. Pero ¿qué hace que algo sea realmente un robot?
El robot humanoide KIAM IV | Fuente: roboticaperu.com
¿Qué es un robot?
Un robot es una máquina programable o controlable capaz de ejecutar tareas concretas mediante la interacción con su entorno. Puede ser autónomo o dirigido por un humano. Para ser considerado un robot, debe cumplir al menos dos de las siguientes características:
- Capacidad de movimiento: El robot puede moverse o manipular objetos en su entorno. Esto incluye movimientos articulados, desplazamiento, giros, etc.
- Control externo o autónomo: El robot puede ser controlado por un humano (mediante un mando a distancia, por ejemplo) o puede tomar decisiones autónomas basadas en sensores o programación.
- Interacción con el entorno: El robot interactúa físicamente con su entorno, ya sea moviéndose, manipulando objetos o emitiendo sonidos y luces.
- Programabilidad: El robot puede ser programado para realizar diferentes tareas o comportamientos, lo que lo hace versátil y no limitado a una única función.
- Estructura mecánica: El robot tiene una estructura física que le permite realizar sus funciones, como articulaciones, motores, sensores, etc.
En el caso de KIAM IV, se trataba de un robot operado a distancia, pero con un nivel de movilidad e interacción sorprendente para la época y los recursos disponibles.
Un nombre con historia y un reto ambicioso
El nombre KIAM IV tiene un origen personal, según relata Nícolas Figueroa, su creador, de niño tuvo un robot de juguete llamado Mike II, en sus inicios de la segundaria construyo un robot al que llamó Mike III. Cuando planeaba el proyecto en quinto de segundaria decidió jugar con el nombre para transformarlo en KIAM y añadió IV para representar el cuarto de sus creaciones.
En 2003, en Bellavista – Callao y en una época en que las cabinas de internet apenas surgían, Nícolas, entonces estudiante de segundaria, se propuso construir un robot humanoide de 1.20 metros de altura. El proceso de creación del KIAM IV tomó alrededor de un año completo: idear cómo hacerlo, observar, aprender y experimentar. Inspirado en los títeres, las articulaciones del robot humanoide podían ser manipuladas por motores en vez de hilos.
Para lograrlo, desarmó juguetes a control remoto, entendió el principio de los switches y descubrió que la combinación de baterías podía generar más energía. Con estos conocimientos se dispuso a diseñar la estructura del robot y, aplicando conocimientos de arte, le dio forma.
Un robot con capacidades sorprendentes
Fabricado con madera, cartón y motores reciclados, KIAM IV demostró que la creatividad puede romper cualquier barrera. El robot humanoide tiene incorporado articulaciones móviles, un micrófono adaptado en el mando y un sistema de proyección y sonido en la cabeza para simular el habla. Sus capacidades técnicas incluyen:
- Movimiento de las articulaciones: rotación de la cabeza, dos grados de libertad en los hombros (extender los brazos hacia adelante/atrás y hacia los lados), articulaciones de los codos para flexionar el antebrazo y movimientos sincronizados.
- Manipulación de objetos: control individual de cada pinza para sostener y soltar.
- Sistema de contrapeso: le permitía inclinarse hasta un ángulo de 90°.
- Movimiento: hacia delante, hacia atrás y giro mediante un sistema Ackermann, que permitía a las ruedas delanteras seguir una trayectoria circular concéntrica al girar en las esquinas.
- Interacción de audio: micrófono adaptado al mando de control para emitir sonido a la altura de la boca.
- Diseño modular: conectores de PC en la parte posterior para retirar el mando de control en cualquier momento.
KIAM IV, presentado por Nícolas Figueroa en el colegio Santísima Trinidad en el 2003 | Fuente: Youtube.com/NícolasFM
La noche previa y la ovación
La noche antes de la feria escolar de ciencias, a la 1:00 a.m., Nicolás aún pintaba el robot. Su mamá y su hermana se unieron para ayudarlo. A la mañana siguiente, con la pintura aún fresca, lo envolvieron en plástico negro y lo llevaron en taxi al colegio.
Cuando llegó el momento de presentarlo, el profesor de física, impresionado por el tamaño, decidió que él fuera uno de los primeros en exponer. El salón quedó en silencio al ver al robot humanoide. Nicolás encendió el robot para demostrar sus capacidades; entonces KIAM IV tomó una bola de papel, se desplazó hacia un compañero, extendió su brazo y se la entregó. La reacción fue inmediata: asombro y una ovación de aplausos. El profesor lo felicitó, reconociendo el sacrificio y la dedicación.
KIAM IV demostrando sus capacidades en la feria escolar de ciencias en el 2003 | Fuente: Youtube.com/Nico
De las dudas al triunfo
En tercero de secundaria, una frase de una organizadora de ferias de ciencia —“los proyectos individuales sucumben en el vacío”— lo hizo pensar que nunca podría ganar compitiendo solo. Sin embargo, con KIAM IV demostró lo contrario: ganó a nivel de USE Lima, cerrando un ciclo de perseverancia, esfuerzo y dedicación autodidacta.
Un legado para la robótica peruana
Hoy, KIAM IV es considerado el primer robot humanoide construido en el Perú. Más que un logro tecnológico, representa una historia de ingenio, creatividad y determinación. Para Nícolas, fue el punto de partida de una carrera que lo llevaría a universidades y laboratorios internacionales, que luego le permitieron fabricar el robot Asimov y el WiraBot, llevando el nombre del Perú al escenario global. Además, fundó RoboticsLab para inspirar a más jóvenes a perseguir sus sueños con perseverancia y pasión.
Referencias : roboticaperu.com, Youtube.com/NícolasFM, Youtube.com/Nico, elperuano.pe y mensa.pe